Hoy no me puedo financiar (2ª parte y conclusión)

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“Hoy no me puedo financiar…y mañana tampoco…!!!”

Y…qué hacer?

En primer lugar tendremos que renovar todas las facilidades crediticias que venzan en los próximos meses. Nada de cancelar.
Hoy día, tener un préstamo en vigor debe considerarse un lujo, que no podemos dilapidar.
Renovarlo debe ser un objetivo prioritario para la empresa.
Evidentemente, estamos hablando de renegociar los compromisos de pago futuros, no de incumplirlos, y este matiz es muy importante, pues el incumplimiento desordenado es la antesala del Concurso de Acreedores y esta es la situación que no desea nadie.
Siempre podremos cancelar anticipadamente ese préstamo si la situación mejora en el futuro, pero de momento mejor ser prudentes.
Este primer paso, de obligado cumplimiento, no es en absoluto nada fácil, pero siempre será más fácil hablar y negociar con el Banco que nos conoce, que solicitar financiación a otras entidades que no conocen nuestra trayectoria.
Y, por supuesto, renovar alargando lo máximo posible el nuevo plazo de vencimiento.

En segundo lugar habrá que sondear las posibilidades que existan en el mercado en cuanto a nuevos productos financieros, nuevas entidades, nuevos inversores,….
La empresa va a necesitar siempre nueva financiación para mantener su actividad y para crecer, y en los tiempos que corren, cuando se han modificado tan radicalmente las reglas del juego en los criterios de concesión de nuevos créditos, es urgente conocer profundamente las nuevas reglas y adaptar nuestra forma de jugarlo.
Hablaríamos de Entidades de Capital Riesgo, SGR, Inversores privados, leasing, renting, líneas de financiación especiales tanto públicas como privadas…
Quizás nos sorprenderemos al comprobar que la financiación es posible si nos adaptamos a jugar con las nuevas reglas…aunque impliquen jugar con un balón algo diferente.

Por último, será necesario mirar al propio balance y gestionarlo con otra perspectiva:

– Si los clientes nos están alargando los plazos de cobro, nosotros podremos hacer lo mismo con nuestros proveedores/acreedores (incluso Hacienda, Seguridad Social, Ayuntamientos…).
– Los bancos han endurecido los criterios de concesión de créditos porque la morosidad les está creciendo de manera alarmante: parece lógico que nosotros hagamos algo parecido con nuestros clientes, no vaya a ser que acabemos vendiendo mucho pero cobrando poco.
– Habrá que revisar si tenemos un almacén de productos demasiado voluminoso. El ideal técnico es no tener productos en almacén, para no tener que financiarlos, pero quizás deberemos gestionarlo pro-activamente para mantener sólo un mínimo operativo, o que lo tengan nuestros proveedores.
– Lo anterior nos va a llevar a analizar el ciclo productivo con una perspectiva más financiera: reducir plazos de fabricación, ampliar la financiación del ciclo por los proveedores y reducción total de inventarios o fabricar directamente sobre pedido.
– ¿Cómo tenemos nuestras cuentas operativas en la banca? Gestionamos bien nuestra propia tesorería? Tenemos cuentas “dormidas” desde hace tiempo en algún banco? Sacamos el máximo provecho al flujo natural de cobros y pagos de nuestra empresa?
– Y para acabar: ¿Podemos desinvertir? ¿Tenemos activos: valores, elementos de transporte, maquinaria, inmuebles vendibles sin afectar a nuestra capacidad operativa?

Así pues, los tres pilares de nuestra actuación serán:

– renovar prestamos ampliando plazos
– sondear y formalizar nuevos productos/ inversores para nueva financiación
– gestión del propio balance.

Algún lector pensará que todo esto es más de lo mismo, pero creemos que en los momentos actuales habrá que añadir los siguientes “ingredientes” básicos:

- No se trata sólo de aplicar un tratamiento de shock, puntual y agresivo, sino de convertirlo en una forma de gestionar las finanzas en el día a día de la empresa, de manera continuada y persistente… por mucho tiempo todavía.
– El objetivo último de este modelo de gestión financiera deberá ser dotar a la empresa de la suficiente capacidad financiera como para resistir sin problemas un posible nuevo corte drástico de la financiación externa durante un periodo de tiempo de al menos 3 o 6 meses.

No es nada fácil, desde luego, pero… ¿quién ha dicho que sea cómoda la situación económica actual?

 

Si queremos ser de los primeros en beneficiarnos del final de la crisis, tendremos que tener el velero bien preparado y ser capaces de izar rápidamente las velas para aprovechar el viento a favor de la próxima recuperación.

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