Hay crédito…para algunos!!

b_ESPECTACULO_b_jugadores_CRC

 

En nuestros anteriores artículos, venimos diciendo que el crédito a las pymes está cayendo  en España.

Esto es cierto  a nivel agregado (total España), y lo seguirá siendo durante bastante tiempo.

Sin embargo, sigue siendo cierto, que determinadas empresas no están teniendo problemas a la hora de hablar y mantener relaciones financieras con sus bancos de toda la vida.

¿Qué está pasando?

¿Por qué algunas mantienen las buenas relaciones y otras perciben un cierto alejamiento, e incluso dificultades para mantener unas relaciones fluidas con su banco, como han venido haciendo hasta hace relativamente poco tiempo?

Vamos a intentar desvelar las claves de este desapego:

a)      Determinados sectores económicos están declarados como de muy alto riesgo: Construcción e Inmobiliario. Esto significa que tanto las empresas de este sector como sus proveedores van a recibir una puntuación muy negativa a la hora de ser evaluadas por los Departamentos Centrales de Riesgo.

b)      El “Gran Hermano” de las Entidades Financieras es cada vez más potente:

      1. La historia de las relaciones de la empresa solicitante con su entidad financiera están perfectamente almacenados (con información histórica y actualizada de bastantes años atrás).
      2. Los datos económicos de la empresa (Balance, Cuenta de Resultados, etc…) son analizados por la “máquina central” (el Gran Hermano), que a su vez acude a otras bases de datos (Banco de España, Registro Mercantil, ASNEF, etc…) para contrastar la información suministrada por la empresa en cuestión de segundos. En caso de detectar anomalías o discrepancias, las alarmas se encienden y la penalización es automática.
      3. Los sistemas de asignación automática de rating (calificación crediticia de las empresas) se han sofisticado enormemente, penalizando determinados ratios históricos de impagados, descubiertos, y otras “anomalías”.
      4. Si la empresa pretende iniciar su relación como nuevo cliente, al no tener historia de relaciones bancarias, la penalización es aún mayor.

c)      Las refinanciaciones están penalizadas por la nueva normativa del Banco de España, al obligar a la banca a provisionar especialmente este tipo de operaciones.

d)      La banca también está obligada a analizar periódicamente las operaciones en vigor y provisionar aquellas que…simplemente generen sospechas (aunque sean subjetivas), de que la situación se ha deteriorado ya o se va a deteriorar en un próximo futuro, afectando a la capacidad de devolución de los créditos en vigor de la empresa en cuestión.

e)      Como consecuencia de todo lo anterior, los precios de estas operaciones con  pymes, deberán ser muy elevados para compensar las primas de riesgo que le asigna el “Gran Hermano”.

En definitiva: “lo tenemos muy crudo…” como diría un castizo, si queremos que una Entidad Financiera nos renueve una operación, o si pretendemos que nos amplíe las facilidades actuales simplemente por “nuestra cara bonita”, como sucedía hasta hace relativamente poco tiempo.

Vamos a tener que pasar un examen del “Gran Hermano” (la máquina central) y de un Tribunal de Oposición más riguroso que el de los Notarios, por decir alguno conocido.

Sin embargo, si cumplimos todos los requisitos, seremos los mimados del barrio, porque la Banca sólo puede vivir si tiene clientes y hace operaciones con ellos.

Por ello, si queremos iniciar, mantener o ampliar nuestras relaciones bancarias tendremos que tener en cuenta los siguientes puntos clave:

–        No trabajamos con determinados sectores catalogados como “no aptos” de ninguna de las maneras. Y si habíamos llegado a trabajar con ellos, ahora lo hemos abandonado por la caída de ese sector.

–        Si nos estamos internacionalizando tendremos muchos puntos ganados.

–        Revisar nuestra relación anterior con el Banco, y demostrar nuestra pulcritud a la hora de atender todas las obligaciones de pago. En caso de tener faltas históricas explicarlas con todo lujo de detalles. No pretender ocultar un hecho que el Banco conoce perfectamente.

–        Suministrar datos económicos de la empresa contrastables y coherentes (con datos de la Seguridad Social, del Impuesto de Sociedades, de Asnef, etc…).

–        Estos datos deben reflejar una situación saneada desde el punto de vista financiero, es decir, con capacidad de devolución de las deudas financieras contraídas con las entidades financieras actuales y las nuevas que se soliciten.

–        Tener muy claro el destino de los fondos solicitados: circulante, Inversión, Sector Exterior…

–        En caso de pretender financiación para circulante (descuento comercial, etc…) tener muy claro también el rating de nuestros principales clientes (el Banco lo va a conocer como el nuestro).

–        Por último: La gran asignatura es “las garantías de la operación”. Es decir, en caso de no poder atender esa operación solicitada con la actividad normal de la empresa, cómo garantizamos al Banco que va a seguir cobrando el préstamo concedido.

Parece todo de sentido común: el Banco tiene una enorme capacidad de obtener y contrastar datos y cruzarlos con enorme eficacia, y la dedica a lo más importante para la Entidad financiera

  “Tener suficientemente garantizada la devolución de la cantidad prestada”

Esta frase que nos parece obvia cuando nosotros prestamos a nuestros clientes, nos parece excesiva e injusta cuando estamos solicitando nosotros financiación a un tercero: “¡cómo no se fían de mí, que tengo la sana intención de cumplir…!”.

Pues la postura del Banco es sencilla: “…porque a veces surgen accidentes en el camino, el negocio se derrumba, y en este caso, el banco tiene que luchar por sobrevivir  y recuperar las cantidades prestadas…”, exactamente igual que haríamos nosotros si nos dedicáramos como actividad principal a prestar dinero a terceros.

Y esta es la clave para entender a los Bancos:

“…ellos tienen que tener garantías suficientes de que les vamos a devolver el préstamo solicitado. El Banco no es un accionista de nuestra empresa, sino simplemente nos presta dinero y pretende recuperarlo siempre y a tiempo”.

Y, por supuesto, los bancos que se han olvidado de esta premisa tan esencial…han desaparecido en el camino (… y la lista es muy larga…)

Si queremos ganar un partido de fútbol lo primero es estudiar al contrario, y si no lo hacemos así tenemos pocas posibilidades de ganar.

Además, si no lo tenemos claro con ese contrario, siempre podemos buscar otro contrincante que pueda ser más asequible a nuestras características “deportivas”, pues aparte de los bancos/cajas tenemos otros jugadores interesantes: Capital Riesgo, Préstamos participativos, Entidades “casi públicas” que ofrecen líneas especiales de financiación, etc… ¿por qué olvidarlos?

Share Button
Compartir

Deja un comentario

*